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Jamás debemos dudar de nuestro Padre Celestial

8 Abril 2014

Satanás con mucha astucia, supo entrar en la mente de Eva diciéndole que Dios era un mentiroso que estaba engañándoles con respecto a quiénes podían llegar a ser si comían del fruto del árbol. Le dijo que a Dios no le interesaba que comieran del fruto para que no fueran como el mismísimo Dios.

 

La Biblia dice: ‘’Entonces la serpiente dijo a la mujer: ‘No moriréis, sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. (Génesis 3:1,4,5).

 

Entonces, sedujo con engaño a Eva, convenciéndola de que podía tener más poder y conocer cosas que supuestamente a Dios no le había convenido que conocieran.

 

Eva, consciente y libremente, dudó de su amoroso Creador, de Aquel quien les había dado todo, de Aquel con quien tenían confianza y comunicación personal ….y decidió creer en un ser desconocido que le prometía cosas en contra del Ser que les dio la vida.

 

En ese momento Eva decidió voluntariamente desobedecer la única norma que Dios le había impuesto (Génesis 3:6; 2Corintios 11:6). Y la transgresión de la ley es pecado (1Juan 3:4).

 

La duda nos lleva a desobedecer irremediablemente. Hay que tener plena confianza en Dios (Salmo 91:2 ; Hebreos 11:1-3), y él nos mantendrá fuertes ante las pruebas de esta vida.

 

Por eso, Santiago dice con claridad que aquel que duda no puede esperar nada del Señor.

 

Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 1:7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. (Snt.1:6,7)

 

También nos destaca la Biblia que Abraham fue aprobado por Dios a causa de su fe, una fe que no se basaba en lo que veia sino en la obediencia, pues Yahve le prometió heredar la tierra prometida y en toda su vida terrenal Abraham no la heredó y sin embargo jamás dejó de confiar en el Eterno, esperando recibir la promesa. También demostró su fe al obedecer a Yahve cuando le dijo que saliera de su tierra en busca de la tierra que Él le habria de dar, y Abraham sin pensarlo obedeció. Al igual que confió completamente en el Señor cuando le dijo que iba a tener un hijo cuando ya era anciano él y su esposa Sara, como también aceptó sacrificar a su hijo sin pedir explicaciones al Altísimo. Ese es el tipo de fe que nuestro Padre y Creador quiere de nosotros, la fe de Abraham: una fe pura, íntegra, inmensamente grande hacia nuestro Salvador.

 

 

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